El mayor problema al que se enfrenta el coreógrafo
principiante es el de tener claridad con respecto a lo que quiere transmitir al
público, en cuanto a ideas, emociones y formas, que le servirán de hilo
conductor y constituirán el núcleo o vida de la obra bailada.
Los elementos con los que cuenta el coreógrafo para armar su
estructura coreográfica y elaborar una buena coreografía son los bailarines, y
su movimiento, la música, las relaciones del espacio, tiempo y dinámica, los
elementos escenográficos y el tema que quiere desarrollar, lo que se quiere
decir o mostrar, esta manera de contar es lo importante y lo que muestra la
particularidad de cada artista, ese compromiso con el público, de mostrar una
coreografía personal y no copiada, es lo que da valor a su arte.
Por lo general, el coreógrafo organiza cada elemento a
partir de un tema concreto, de esa manera busca los recursos técnicos y los
movimientos, para visualizar la obra completa.
Es muy importante que un coreógrafo al comenzar a crear
considere aspectos históricos, sociales y culturales donde enmarcar su trabajo,
independiente de si este está basado en la realidad o es una creación
fantástica. Así como conocer y escoger debidamente la música, dar indicaciones
correctas para los intérpretes que puedan estar a cargo de la autoría de ella,
si es inédita, o bien elegir una música ya creada, pero conociendo su
motivación, de otra forma se puede perjudicar el trabajo coreográfico.
Con respecto al vestuario es importante considerar no sólo
la utilidad que va a prestar en cuanto a la comodidad para realizar los
movimientos, sino que además el coreógrafo debe tener en cuenta el estado
anímico y psicológico de los personajes de la danza, esto dará la clave en los
colores y texturas de tela que se utilizan, así como el peso del traje y formas
de diseño. Estas consideraciones ayudan a escoger otros recursos escenográficos
como utilería, luces, etcétera.
En cuanto al movimiento o lenguaje que se va a emplear, este
siempre debe ir acorde al tema escogido, independiente de si es una coreografía
para ballet, danza contemporánea, de salón etc.
La finalidad del trabajo de un coreógrafo es comunicar a
través de los movimientos, que el público interpretará como una realidad y su
marco de referencia siempre estará en el entendimiento humano, si no se logra
esta comunicación y el público se ve desorientado o con poca claridad, la obra
no será coherente.
Esta comunicación existe desde el momento en que el público
se alista para ver una obra y lee el nombre del trabajo coreográfico, el cuál
es señal de lo que presenciará.
Esta claridad no significa que la danza va a perder
misterio, o magia, ni resultará obvia, pues todo irá apareciendo gradualmente.
Toda coreografía debe estar estructurada de manera
funcional, en donde existe un hilo conductor o cohesión pertinentes, para que
no sobre ni falte nada, así como en la vida existe un ordenamiento, también lo
debe haber en la danza, porque el ser humano percibe la vida a través de
estructuras y formas, todo tiene un ordenamiento funcional coherente, que
también debe darse en el arte.
La coreografía ideal es la que logra las tres reacciones del
público: emocionar, seducir y convencer. Para esto es imprescindible percibir
la danza como una totalidad y no fijarse en ciertas escenas y luego comenzar a
rellenar, porque así sólo se conseguirá estropear el trabajo.
El tiempo empleado o duración de cada escena o motivo, así
como la dinámica y ritmo de los movimientos y el aprovechamiento del espacio en
sus múltiples posibilidades de uso, más la interacción de los bailarines dentro
del cuerpo de baile y con el público, serán en definitiva los que gesten el
significado.
No todos los bailes requieren una coreografía diseñada de
antemano, pero al danzarse inevitablemente se escribe una secuencia de pasos y
movimientos que forman la coreografía. Las danzas que se generan
espontáneamente son, en la mayoría de los casos, danzas que expresan un estado
emocional que “obliga” a manifestarlo a través de gestos y movimientos del
cuerpo. A estas danzas emocionales, se les llama danza básica y han existido
desde que el hombre habita en la Tierra.
Otros bailes que se crean de manera espontánea son los
bailes festivos, los danzantes muchas veces en pareja o en grupo, bailan al
ritmo de la música, como parte de la integración e interrelación con los otros,
estas danzas han existido desde siempre como un medio de comunicación y como
forma de conquista, entre sexos opuestos o de personas del mismo género.
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