Los defensores que consideran la danza de competencia un
deporte, creen firmemente que el atletismo que se ejerce entrenando danza y las
duras exigencias físicas del cuerpo, la colocan al mismo nivel con deportes tan
reconocidos como el fútbol soccer y el hockey sobre hielo.
En primera instancia los defensores de esta teoría mencionan
que la danza es similar a otras disciplinas que comparten el espíritu artístico
de la danza y que además son consideradas deportes, como lo son la gimnasia y
el patinaje sobre hielo. Algunos otros llevan este punto al siguiente nivel,
argumentando que la danza de competencia, por su propia naturaleza, podría
clasificarse como un deporte olímpico.
Alonni Reid, una bailarína, expone este mismo argumento en
un artículo para el the Buffalo News. Ella escribió que según el Comité
Olímpico Internacional, para ser considerado como un deporte olímpico oficial,
la actividad tiene que ajustarse a los siguientes criterios:
*Demostrar un claro énfasis en la juventud y el desarrollo
*Tener un sistema de puntuación que garantiza la objetividad,
la imparcialidad y la transparencia
*Ser practicada por hombres y mujeres
*Tener un desarrollo a largo plazo y viabilidad
La danza de competencia cumple con todos estos requisitos, y
Reid argumentó que, por tanto, debe ser considerada un deporte por el público.
El aumento de la popularidad de la danza de competencia
también ha forzado a millones de personas en los Estados Unidos al trabajo
duro, sacrificio y habilidades físicas que se necesitan para ser un bailarín.
Los bailarines necesitan la resistencia, la flexibilidad y el
entrenamiento necesarios para poder
estar en la punta y poder sobresalir, al igual que lo hace un jugador de fútbol
o un corredor de atletismo. Estas intensas demandas en el cuerpo humano junto
con los sacrificios que los bailarines hacen para entrenar y mejorar, son otro
argumento importante del porque la danza de competencia debe ser considerada
como un deporte.
En un artículo sobre la creciente popularidad de la danza de
competencia, el New York Times entrevistó a Dennis Spitzer, un fisioterapeuta
cuya hija había empezado a bailar de forma competitiva.
Me encanta el palo
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